Una propuesta (gastronómica) de participación en el proyecto educativo del IES Rosa Chacel.

 

A todos los seres humanos nos caracteriza una función vital: comer. Da igual la cultura, el país, la región, el tamaño... todos necesitamos comer. ¡Y muchos queremos comer con gusto! Así que he encontrado conveniente proponer en el marco del IES Rosa Chacel, de la actividad hecha en clase unos días atrás, la experiencia de unas jornadas gastronómicas para favorecer la participación escolar en la vida del centro.

La mayoría de centros públicos como el nuestro adolecen de una falta de implicación de los alumnos y las familias en la vida comunitaria, que debe ir mucho más lejos que un mero lugar de clases. Recuerdo con hastío las veces que me hablaron en el instituto del consejo escolar porque me transmitían que se trataban de unas reuniones burocráticas que me harían perder tiempo de estar con mis amigos. Y hoy sigo pensando que eso hubiera sido cierto porque el organigrama de mi instituto no daba una preponderancia clave al consejo escolar ni a las actividades relacionadas. Sin embargo, creo que eso debe cambiar en el IES Rosa Chacel para servir de modelo a otros centros. 

Comenzaríamos proponiendo al consejo escolar la aprobación de unas jornadas gastronómicas donde celebraríamos la diversidad de los distintos miembros del centro compartiendo comidas procedentes de los lugares de sus familiares. En el centro contamos con alumnos de buena parte de España y de otros países como Francia, Marruecos, India, China, etc. lo que dará a buen seguro una amplia variedad de platos para elegir. El primer paso sería constituir listas de alumnos, familias y profesores intersados en preparar algún alimento que les resultasen atractivos para compartir con la comunidad; los tutores de los distintos grupos se encargarían de encender la llama sobre los más pequeños y de registrar sus solicitudes, el AMPA trataría de ayudar con las familias y profesores del consejo escolar animarían a sus compañeros en los recreos y en la sala de profesores a participar de esta celebración. Una vez finalizado el plazo de inscripción, dependiendo del número de solicitudes, se encuadraría la jornada o jornadas necesarias para atender a las demandas: si hubiese muchísimos inscritos, podrían organizarse varias fechas que podrían ser conjuntas o especializadas en alguna/s gastronomía/s particular/es (por ejemplo, un día sobre China y Marruecos, otro sobre Francia e India). Se buscaría una fecha adecuada para realizar la actividad, si bien no debería limitarse a producirse por la mañana. De esta manera, podríamos animar a la comunidad a participar en el centro fuera del horario lectivo. 

¿Qué perseguiríamos con todo esto, más allá del disfrute de adolescentes y mayores? Enraizar un sentimiento de comunidad en las personas del centro y concienciarles de que gracias al esfuerzo colectivo solidario se pueden lograr actividades tan bonitas como esta, que permite a las personas comer un pollo tandoori en las pistas de juego del instituto. De manera paralela, se haría incapié en que este tipo de inciativas son responsabilidad del consejo escolar con el ánimo de fomentar la participación de los miembros de la comunidad educativa en la proposición, la toma y la práctica de las decisiones que afectan a todos para la consecución de un entorno educativo más vibrante, enriquecedor y coordinado. ¡De rechupete!

 

Comentarios

  1. ¡Hola, Pelayo! Me parece una propuesta que efectivamente sí que puede crear un sentimiento de comunidad y de inclusión de la diversidad. Como siempre, es un placer leerte. ¡gracias!

    ResponderEliminar
  2. Hola Pelayo 🙂 me encanta la propuesta ! Me acuerdo que en mi instituto teníamos algo parecido, en Francia se come en la cafetería del centro cómo es jornada completa y cada año teníamos la semana gastronómica con también actividades relacionadas con la salud en biología o idiomas por las comidas extranjera. Esta muy guay siempre nos une la comida 😉😁

    ResponderEliminar

Publicar un comentario