¿Es la enseñanza doméstica una alternativa válida a la escolarización institucional?


"De repente, me fue indiferente ser moderno" Roland Barthes

El modelo educativo según el cual los padres y/o otros tutores ejercen las labores pedagógicas estuvo ampliamente extendido en el continente europeo desde tiempos inmemoriales hasta mediados del siglo XIX. Con la llegada de la revolución industrial y las transformaciones socioeconómicas derivadas de ese evento, así como de la aparición de las primeras voces significativas (con poder) discordantes con el trabajo infantil y en favor de la formación intelectual (por básica que fuese), aparicieron los primeros sistemas educativos. Desde entonces y hasta la actualidad, la escuela como lugar físico y sociológico se ha constituido como un pilar fundamental del bienestar de nuestros países, y el derecho a la educación como uno de los privilegios más accesibles por ciudadanos de cualquier condición en España. Sin embargo, algunos padres reclaman su derecho a no escolarizar a sus hijos; esto es, a mantenerlos en la comodidad del hogar en vez de introducirlos en una comunidad educativa manejada por entidades externas. ¿Constituye esto una alternativa viable a fomentar desde las instancias educativas para descongestionar las aulas de los centros?

A pesar de mi profunda ignorancia en cuestiones socioeducativas, he de realizar este texto como parte de los contenidos de la asignatura a la que está dedicada este blog (Procesos y contextos educativos), así que me lanzaré al vacío con un paracaídas artesanal que no tengo en alta estima. Espero que el camino de la razón, por contaminada que esté, me ayude a amortiguar el golpe. 

Tomaré como argumentos a favor de la educación casera aquellos que cita este artículo de la Wikipedia. ¿Por qué no usas otra fuente más rigurosa? Fácil: no se trata de un debate académico sino cuñao. Allá vamos:

    • El niño aprende de una forma completamente distinta y creativa al no ser evaluado con exámenes. Acerca de lo primera parte, no tengo ninguna objeción. Pienso que el niño sin escolarizar evidentemente aprende de manera distinta porque su entorno es distinto y porque al final el tutor se las tiene que ingeniar para poder enseñar a su retoño de la mejor manera posible siendo una especie de hombre/mujer orquesta, algo que obviamente ejercita la creatividad del adulto. Los exámenes no encorsetan la creatividad de los alumnos; son algunas metodologías las que a base de cercenar cualidades básicas como la curiosidad o el trabajo artístico llevan a los jóvenes a no ejercitar esa propiedad de sus cerebros. Dándole la vuelta a este supuesto, algunos profesores son capaces de plantear los exámenes como pruebas de creatividad (he vivido ejemplos en carne propia).
    • Se tiene más tiempo para extra-escolares (música, arte, deportes, etc.) si así se desea. Como el horario se maneja entre padres e hijos, dependiendo de la posición del centro de autoridad estará más inclinado hacia unos u otros, esto es una obviedad.
    • Se enfoca en lo que realmente quiere hacer. Este es un argumento tramposo por varios motivos. El primero es que el niño no sabe; sentirá preferencia por una u otra materia debido a cuestiones culturales, familiares, etc. pero eso no es óbice para que deba cumplir con unas obligaciones curriculares que le harán tener una visión global de muchas áreas distintas. El niño es un ser inmaduro que no conoce el mundo y que, por lo tanto, no tiene la capacidad racional para distinguir entre lo que es importante y lo que no para su porvenir. En resulución, los niños se convierten en la autoridad moral sobre su educación. 
    • Los estudiantes aprenden a encontrar solución a cualquier problema y a resolver sus dudas sin ayuda de alguien. Ahora bien, si lo aprenden mal, seguirán con el asunto mal aprendido durante años y sin posibilidad de que un adulto competente en la materia subsane el error, entorpeciendo su aprendizaje. Los niños no son expertos en las materias de la clase ni en el manejo de herramientas de búsqueda en Internet ni en manuales educativos. Sin embargo, sí que reconozco el valor de la enseñanza del autoaprendizaje, algo que genera mucha madurez en la persona.
    • Le da la facilidad de enfocar mayor tiempo en las materias que le cuesten más al niño o dejarlas de lado y potenciar exclusivamente sus cualidades. El niño debe aceptar que no es perfecto y que las habilidades beneficiosas para unas áreas le pueden hacer desesperarse en otras. Sin embargo, no debe abandonar el empeño por mejorar en todas las áreas hasta unos determinados mínimos para no coartar su evolución personal. Desde la comodidad de un hogar... ¿qué porcentaje está dispuesto a no abandonar las tareas que más dificultad generen en favor de las preferidas? No hace falta que respondan, es una cuñadada más.
El último argumento que quiero comentar es uno que enlaza tangencialmente con una entrada anterior de este blog y que comentó en el vídeo de clase la madre-educadora. Un sistema con casi un 30% de fracaso escolar debería lavarse la boca antes de pedirme que lleve a mis hijos a la escuela. El indicador de adolescentes que no llega a obtener el graduado en la ESO en España lleva siendo alarmante desde hace muchos años y lo sigue siendo hoy, si bien se ha producido una mejora significativa con la entrada en vigor de las últimas leyes educativas. Ahora bien, ¿ese porcentaje está uniformemente repartido por todo el territorio nacional? La respuesta obvia es NO. Ese número es tan sólo un valor estadístico que fluctúa a lo largo y ancho de la península e islas que conforman España. Ni siquiera dentro de una población como Valladolid donde existen diversos centros educativos este resultado es parecido; los niveles de fracaso más altos aparecen siempre en zonas de bajo nivel económico y educativo (familias desestructuradas, grupos maginales, etc.) en contraposición con los excelentes resultados de las de alto nivel económico y educativo (funcionarios, técnicos, etc.). Por lo tanto, es absurdo afirmar que su hijo/a tendrá las mismas 30% de posibilidades de fracasar si va a un instituto de Covaresa o de Pajarillos; simplemente un vistazo a las cifras no lo sostiene. Además, incluso en esos centros una mayoría de alumnos logran terminar ese periodo educativo porque cuentan con el apoyo de sus familias, algo absolutamente fundamental para alcanzar los objetivos. De esta guisa, sería trabajo de la madre-educadora ejercer como apoyo moral a su retoño para que no alejase su vista del tablero educativo, y esto no es tarea imposible cuando el hijo ha experimentado gracias a la escolarización las distintas realidades que afectan a sus compañeros.
 
Por último, quisiera agregar que en el fondo de toda cuestión educativa yace un debate puramente ideológico. Como decía un amigo "Esto es llevar la educación en centros privados al extremo del extremo" y no le falta razón. La aparición de una posibilidad para que cientos de familias elitistas pudieran educar a sus hijos sin ningún tipo de castigo entre sus muros (físicos e ideológicos) sentaría las bases de un peligroso sistema educativo de múltiples velocidades dependiendo no de las capacidades cognitivas de los adultos sino del tamaño de la billetera de los padres. Con el probable aumento del teletrabajo para muchas actividades, algunos verán una nueva oportunidad para reivindicar este tipo de educación. "Trabaja mientras enseñas a tus hijos" son mensajes publicitarios que veo venir como flechas desde la trinchera posmoderna. Aunque quizás no me tenga que preocupar si no se me abre el paracaídas...

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